Etapa 02. Robliza de Cojos - San Muñoz (20,4 Km)

Nos despertamos sobre las 6 de la mañana, recogimos nuestras cosas, apliqué gasa y esparadrapo sobre las ampollas y en el resto de los pies vaselina, desayunamos café soluble con leche fría y unas magdalenas, llenamos las botellas de agua y salimos con nuestras mochilas con las primeras luces de la mañana.



Partimos de Robliza de Cojos por carretera un par de kilómetros hasta alcanzar de nuevo la Cañada Real de Extremadura.


Seguimos restando kilómetros por esta vía y además de varias especies de vacas, nos encontramos con ovejas y toros de lidia, siempre es sus cercados. El paisaje es similar al de ayer y solo cambia un poco en algunos tramos. Zonas con cultivo de cereal en vez de encinas, pequeñas subidas y bajadas. Pero quitando el verde de las encinas y de alguna plantación de girasoles, el resto era de color secarral. Nos hubiera gustado realizar el Camino en primavera, pero a mediados de Agosto era la única fecha  en la que podíamos coincidir juntos mi pareja y yo.



Nos detuvimos en un par de ocasiones a descansar y comer algo y sobre las 2 de la tarde llegamos a San Muñoz de nuevo sin agua en las botellas.



Antes de llegar al bar Recreo, nos encontramos con unos obreros trabajando y le preguntamos por el alguacil, a lo que nos respondieron que estaba de vacaciones pero que iban a llamar a otra persona que nos llevaría hasta el albergue. Añadieron que teníamos suerte por que lo habían inaugurado hace tres días y lo íbamos a estrenar. Decidimos esperar dentro del bar bebiendo algo fresco y antes de terminar las bebidas entro un chaval fortachón con gafas de sol que se presentó como Dani y que cuando estuviéramos listos que lo acompañáramos.
El albergue está al final del pueblo y mientras llegábamos, Dani nos contó que los anteriores peregrinos que llegaban a San Muñoz se alojaban en una sala del multiusos, pero que allí no había casi nada, un triste sofá y poco más. Entonces a una asociación del pueblo, se les ocurrió pedir permiso al ayuntamiento para reacondicionar la antigua casa del medico, que es idéntica a la de Robliza de Cojos.



Nos contó que se inauguró hace unos días pero que aun faltaban cosas por hacer, pero la verdad es que estaba genial. Recién pintada, con varias habitaciones, un salón amplio, una habitación con dos camas y un colchón aparte, baño con ducha de agua caliente (para cuando llegue el frío), cocina con hornillos y frigorífico, también tiene un bonito patio, y no se que más podíamos pedir.
Después de explicarnos los entresijos del calentador de butano y de la cocina, nos despedimos agradeciendo su hospitalidad y simpatía. Un tío majete. 
Nos duchamos y fuimos a comer, pues ya pasaban de las 3 de la tarde. Sin embargo Gabriel, del bar Recreo, nos ofreció todo lo que tenía a la hora de la comida y también de la cena, que fue mucho y variado. Tortilla, croquetas, ensaladilla, embutidos ibéricos, montaditos de lomo; acompañados de rico pan de la tierra y de unas jarras de cerveza de barril muy fresquita.
Nos despedimos de Gabriel, no sin antes agradecer el trato y la amabilidad con la que nos trató y pedirle que nos sellara la credencial con el sello del bar, a lo que accedió con mucho gusto. Nada más llegamos al albergue nos acostamos y quedamos dormidos enseguida por el cansancio, pero contentos por la amable acogida del pueblo de San Muñoz. 

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